miércoles, 1 de septiembre de 2010

En el calor del verano (II); Sólo nos han mentido a medias




Es muy fácil sentirse engañado. Muchos socialistas y gran parte de los trabajadores nos sentimos confundidos ante la situación política. Lo común de todos nosotros, los que nos sentimos engañados, es que achaquemos nuestros males; pérdida del bienestar, paro y dificultades ante la situación económica al gobierno y al PSOE, a los que acusamos de faltar a sus principios en el modo que tiene de combatir la crisis.

Vamos más allá de lo escrito, no lo vemos o no lo queremos ver. Atendemos a la palabra y atendemos a la historia y consideramos que eso, tan solo eso, es aval suficiente. A veces rizamos el rizo y unimos palabras, historia y personas. Desoímos lo que nos dice la experiencia, la pasada y la presente y nos entregamos, atados en nuestra conciencia, a lo que quieran hacer con nosotros.

Son cuatro años, tan solo son cuatro años. Las partes no pueden romper el contrato. Una parte puede faltar al contrato pero la seguridad le ampara hasta que se cumpla el plazo o lo rompa de modo unilateral. Luego queda la posibilidad de luchar contra el clima imperante y sus consignas: “mal necesario” “no hay alternativa” “podrían ganar los otros” Poco a poco el horizonte de futuro que detestas, cobra nuevamente vitalidad, el malestar del engaño/no engaño se difumina en la presencia de la “bicha”. Siempre hay una bicha, la derecha social tiene la suya y la izquierda también. Luego, en gran parte volverán al redil. Se olvidaran las traiciones, los incumplimientos y remitirá el cabreo con los propios. Ellos lo saben. Saben que eso funciona así y gran parte de nosotros también lo sabemos.

El votante español es inmaduro, no sé como serán los votantes en otros países de nuestro entorno, posiblemente sean iguales. La democracia es así, imperfecta. De cuando estudiaba filosofía me quedé con aquel sofista cuyo nombre no recuerdo que se vanagloriaba de enlazar un discurso con el contrario y arrancar en ambos, el aplauso de los atenienses reunidos en el ágora. El Marco Antonio del Julio César de Mankiewicz-Shakespeare en la escalinata del Senado embaucando a unos romanos que dias antes pedían lo contrario es otro de los ejemplos al que siempre recurro para explicar esa volubilidad en el electorado propio.

No seremos maduros en democracia en tanto no sepamos deslindar la historia, las palabras, las personas y los cantos de sirenas - enternecedora esa Trini-Heidi en el vídeo de su web - todo un síntoma de la política fresa de ZP. No lo seremos, no seremos maduros hasta que no seamos capaces de atender a lo práctico.

El PSOE llega siempre de modo muy fiel a su cita con el electorado. Su discurso es siempre de izquierda y como casi siempre lo suele olvidar, acabando de ese modo sus mandatos con la práctica liberal habitual.

Así, con tan solo eso, se le puede acusar de engaño premeditado. Algunos, los mas fieles, dirán que son las condiciones que imponen los otros, los "malos", las que hacen que estemos en la situación de crisis pero eso, incluso echando mano de algo tan socorrido como el mercado, fantasma omnipresente, no explica de modo suficiente el que se tome la puerta de la derecha para salir de la crisis. Porque sigue habiendo políticas de derechas y políticas de izquierdas aunque insistan en decir que solo existe una salida de la crisis.



Pero para ir a donde queríamos, es necesario negar la mayor. No hay engaño o, al menos, no debería de haberlo para el votante consciente o avispado de izquierda. Hay mucho menos engaño para el afiliado, que debería de saber que él o los que el eligió votaron a una opción en el seno del partido que no respondía fielmente a la idelogía socialdemócrata.

La Nueva Vía, programa con el que accedió el nucleo dirigente del PSOE al poder no era socialdemocrata. Fue vendida como una actualización del programa socialdemócrata y los afiliados por ignorancia, una vez más, respaldaron un envoltorio atrayente en vez de un programa y un esquema de trabajo sólido. Respaldar por ignorancia es mucho decir por mi parte, porque tampoco podemos desconocer que en el seno del PSOE se viene dando un cambio, inducido o no, en la ideología de sus bases y son esas nuevas bases las que vienen tomando el poder en su seno. Sus señas de identidad,las del PSOE actual, ya hemos hablado aquí muchas veces de ello, no toma como algo real la existencia de una sociedad de clases. Presenta la sociedad como un todo en el que las diferencias estriban no en la dominación de los unos sobre los otros, si no como algo imperfecto, un estadio de organización y gobierno que no ha desarrollado aún de modo adecuado la igualdad de oportunidades y también, como un modelo de desarrollo de sus potencialidades que engendra bolsas de colectivos marginados.

La política de la Nueva Vía, aprobada y refrendada por el PSOE abrumadoramente en un posterior congreso atendía a esos problemas: La igualdad de oportunidades y la redención de colectivos marginados; Mujeres, homosexuales, dependientes y parados de larga duración. Atendía y trataba de sostener mediante iniciativas legislativas y la política fiscal lo que entendía que eran las consecuencias negativas del capitalismo y habían sido marginados por la derecha política de este país. Sin avanzar un ápice mas en politica de redistribución y avance de la sociedad en su conjunto. De ahí obtenía una singularidad y al mismo tiempo, una política muy asociada a técnicas de marketing y mercadotecnia aplicada a las elecciones. A este tipo de política se adhirieron en la fase expansiva del ciclo lo que quedaba de la vieja guardia socialista y los sindicatos. Tanto los unos como los otros obtenían beneficios de la misma. Unos, la permanencia en los cargos a la espera de alargar lo máximo posible su relevo y los segundos, porque ello añadía nuevos programas de actuación en una época que era tranquila en lo económico.

Toda esta política exigía no solo de una bonanza económica si no del crecimiento imparable de la economía para satisfacer nuevas demandas y nuevos programas. La crisis ha derribado toda una filosofía política y de obtención y permanencia en el poder, no olvidemos esto último, y ha puesto sobre el tapete de la mesa los objetivos de la izquierda de siempre que hasta ahora habían sido enterrados o camuflados.

Una política de izquierda exige o bien una nueva fuerza política en la izquierda que haga suyos los planteamientos de la izquierda de siempre o el cambio en la dirección socialista. Las posibilidades de alternancia en el poder reclamada por los puristas de la democracia tienen también su expresión en la necesidad de una alternancia en el PSOE, sepultada hasta ahora, por una concepción muy personalista, casi autocrática, de la dirección.

Se viene produciendo un cambio en parte de los votantes y afiliados de base del PSOE. Hay un descontento creciente que toma cuerpo en el rechazo de las políticas de la dirección socialista. Hasta ahora es una masa sin nombre que aspira a que líderes señalados del pasado o del presente tome la bandera de alternancia en el seno del socialismo, de ahí el entusiasmo que en muchos despierta las expresiones de libertad en su seno, ejercida siempre y de modo muy matizado por algunos. Estamos en una etapa crucial y en ese sentido algunos deben de marcar ya, para evitar lo peor, el terreno.

La prudencia llevada a extremos puede llegar a ser sinónimo de cobardía.

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