martes, 7 de diciembre de 2010

NO A LA PRÓRROGA DEL ESTADO DE ALARMA



Lo decía ayer, a los gobiernos no se les debe de dar medios excepcionales. El Estado de Alarma es un instrumento que vulnera libertades y así hemos de verlo. Posiblemente no hubo otro remedio, en su momento, que este para solucionar el caos aéreo. Pero una vez pasada la urgencia hay que retomar la senda de la normalidad.

Se oye por ahí que es intención del gobierno seguir con la prórroga durante dos meses más hasta la liberalización del tráfico aeroportuario y posiblemente para contrarrestar la posible convocatoria de huelga en el sector ferroviario. Y supongo, que tendrán previsto algo más. Ni Grecia ni Irlanda lo ha necesitado.

De ser cierto sería intolerable tanto lo uno como lo otro. El Estado de Alarma obedecía a una situación extrema que ha remitido o está en vías de remitir. Quince días son más que suficientes.

Cualquier demócrata y más la izquierda, debe de oponerse rotundamente a prolongar esa situación y a la militarización que conlleva.

Observo con preocupación la deriva autoritaria que se aprecia en el Ministro de Fomento, José Blanco y en el Presidente del Congreso de los Diputados, José Bono. A ambos les sale el “mal socialista” por los poros y les sale desde hace mucho tiempo, son dos personas que no lo pueden camuflar como otros.

“Mal socialista”. No todo en el socialismo es bueno, siento desengañar a los nuevos fieles. Los que llevamos mucho tiempo en política estamos acostumbrados a eso que podríamos llamar también la “razón absoluta” ese es el “mal socialista”. La fe ciega en el credo, las políticas emanadas de él y la voluntad de imponerlo a las bravas. La historia del siglo XX está llena de ejemplos de socialismos y líderes que acabaron siendo otra cosa muy distinta.

Cuando el “mal socialista” anida en los dirigentes estos se crecen, aumenta la distancia con aquellos a los que dicen defender. Tratan también de imponer sus criterios a los demás y el manto autoritario todo lo cubre; El Guerra del pasado, los guerristas, Solchaga y los absolutistas del mercado, los compañeros del metal y de la UGT con Corcuera a la cabeza. Cosas aún no aclaradas del todo que desde el pasado arroja sus sombras. Todo aquellos que ha hecho del PSOE y de la UGT maquinarias piramidales ajenas al ejercicio democrático real. El autoritarismo está siempre presente, al lado. La tentación de recurrir a instrumentos extremos para salvar a quienes no quieren ser salvados esta ahí.

Es un deber democrático oponerse a la ampliación del Estado de Alarma. Un Estado de Alarma que como muy bien dice Llamazares es un medio camino entre lo que tiene como nombre y el Estado de Excepción.

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