El nuevo gobierno de Euskadi y la elección de Patxi López secretario general de los socialistas vascos como lehendakari (presidente del gobierno) ha levantado no pocas ampollas entre algunos sectores de la izquierda. El motivo no es otro que el de ser presidente gracias, además de los votos propios, al de los parlamentarios del Partido Popular que como todos sabemos, es un partido de la derecha que para mas inri sostiene un crudísimo debate con el partido socialista actualmente en el gobierno de España.
Según esas corrientes de izquierda, un partido progresista como el Partido Socialista de Euskadi no debería de haber pactado para la formación de un gobierno con el Partido Popular, desalojando de ese modo a los nacionalistas vascos de la presidencia en la que han estado treinta años.
Es evidente que una lectura del pacto en el marco estricto de la ubicación ideológica de cada cual, sugiere que es un pacto “antinatura”, tal como sostienen algunos y sobre todo, los nacionalistas vascos. Sería un pacto que sin embargo ha tenido una continuidad histórica en otros países ante situaciones singulares no solo de emergencia sino de difícil gobernabilidad. Así ha ocurrido en Bélgica, Alemania, Reino Unido etc.
Este planteamiento opositor al pacto no tiene en consideración desde mi punto de vista, otros aspectos que en el caso concreto de Euskadi habría también que evaluar.
Partamos de una primera reflexión; La situación actual en Euskadi tras treinta años de gobierno nacionalista ha creado toda un serie de vicios institucionales cuyo caso más conocido es el del priismo en Mexico. No quiero decir que la situación en Euskadi fuese similar, ni siquiera parecida en órden a la corrupción, el PNV es un partido ambiguo en sus planteamientos políticos pero es un partido serio y como tal, respetuoso en el ejercicio del gobierno. Pocos escándalos se le conocen. La cuestión estriba en que tantos años de gobierno ha originado de facto ante la ciudadanía y en el propio PNV una confusión entre el plano institucional y partidario. El PNV impregna, mejor diríamos, inunda todas las instituciones y colectivos en el País Vasco, donde asociaciones, colegios, clubes, organismos etc son gestionados o supervisados por miembros notorios o no de este partido. Es tal su presencia en la sociedad vasca, que nada escapa a su control, este proceder, en modo alguno censurable, ha derivado en la práctica en una omnipresencia en la que la democracia, de modo inevitable, se resiente.
Algo ha quedado de manifiesto tras las últimas elecciones; la presencia parlamentaria de los que no se sienten nacionalistas ha sido mayor que la estrictamente nacionalista y en política, no solo intervienen aspectos ideológicos en función de hallarse a la izquierda o a la derecha, hay otras particularidades que en el caso de Euskadi son palpables. Me refiero a la necesidad de hacer valer la democracia y esto toma cuerpo en temas tan sensibles como la defensa de la constitución, la libertad y la igualdad de oportunidades en el acceso a la función pública, en la que criterios al margen de la competencia son y han sido escandalosamente utilizados en el País Vasco bajo el gobierno del PNV a lo largo de estos treinta años.
Sí, hay algo más que la simple ubicación ideológica en términos clásicos, de izquierda o derecha, y estos también han de determinar la formación de un gobierno. Todos recordamos el apoyo de Arzallus y el PNV a la investidura de Aznar, candidato del Partido Popular a la presidencia del gobierno de España al igual que, recordamos la pinza parlamentaria que mantuvieron la Izquierda Unida de Julio Anguita y el Partido Popular contra el gobierno del partido Socialista de Felipe González en los años noventa. ¿A qué obedece el escándalo que ha suscitado este pacto para la formación de un gobierno que, no es en definitiva un gobierno de coalición, en esos puristas de la izquierda, que preferentemente se localizan en Cataluña?. ¿Porqué no observan en su propio ámbito la posible incoherencia de pactar con partidos que reclamandose de "izquierda" hacen tabla rasa de la constitución española?
Conozco el socialismo vasco, en un pasado forme parte de él hasta cambiar mi residencia y sé de su buen hacer. El socialismo vasco actual resulta de una conjunción entre quienes mantuvieron durante la dictadura la llama del socialismo en torno a las fábricas de la margen izquierda del Nervión, una base obrerista, fiel a los principios y fundamentos del socialismo de siempre, también de los socialistas liberales de Bilbao seguidores de las máximas de Indalecio Prieto; “Soy socialista a fuerza de ser liberal” agrupados en torno a “El Sitio” y los socialistas guipuzcoanos, una mezcla entre obrerista y estudiantil y por último, las incorporaciones producidas desde Euskadiko Ezquerra de Mario Onaindía, partido político surgido de aquellos militantes de ETA político-militar que abandonaron el terrorismo y buscaron el ejercicio democrático y el marco constitucional como ámbito de actuación.
No se ha conocido un solo escándalo de los socialistas vascos en el ejercicio de sus funciones. Son y han sido militantes respetados por su seriedad, sobrios en el ejercicio de sus responsabilidades, cercanos y nada dados a la frivolidad y el escaparatismo a lo que son tan proclives muchos de sus correligionarios en el resto del estado.
Son personas que, día tras día, dan ejemplo de resistir en un entorno hostil a riesgo de su propia vida, valientes y comprometidos. Personas que cada mañana al levantarse lo primero que se encuentra son aquellos que les acompañan en todo momento y que sin los cuales sus vidas correrían peligro.
Lo primero que hay que restituir en el País Vasco es la libertad, la libertad de circulación, de expresión, de reunión y eso no puede mantenerse de modo constante con protección armada y esto desgraciadamente con su calculada ambigüedad no lo ha garantizado el Partido Nacionalista Vasco de un modo eficiente, mas preocupado por la construcción de un País Vasco euskaldun que de garantizar una comunidad en la que todos se sientan a gusto, euskaldunes y no euskaldunes.
Eso es lo principal, después vendrá lo que tenga que venir. De todos modos a los impacientes recomendarles paciencia. A la postre, que difícil es a veces distinguir en lo económico lo que son políticas de derechas y políticas de izquierda ¿verdad?… y esto a la luz de lo visto hasta ahora.
Según esas corrientes de izquierda, un partido progresista como el Partido Socialista de Euskadi no debería de haber pactado para la formación de un gobierno con el Partido Popular, desalojando de ese modo a los nacionalistas vascos de la presidencia en la que han estado treinta años.
Es evidente que una lectura del pacto en el marco estricto de la ubicación ideológica de cada cual, sugiere que es un pacto “antinatura”, tal como sostienen algunos y sobre todo, los nacionalistas vascos. Sería un pacto que sin embargo ha tenido una continuidad histórica en otros países ante situaciones singulares no solo de emergencia sino de difícil gobernabilidad. Así ha ocurrido en Bélgica, Alemania, Reino Unido etc.
Este planteamiento opositor al pacto no tiene en consideración desde mi punto de vista, otros aspectos que en el caso concreto de Euskadi habría también que evaluar.
Partamos de una primera reflexión; La situación actual en Euskadi tras treinta años de gobierno nacionalista ha creado toda un serie de vicios institucionales cuyo caso más conocido es el del priismo en Mexico. No quiero decir que la situación en Euskadi fuese similar, ni siquiera parecida en órden a la corrupción, el PNV es un partido ambiguo en sus planteamientos políticos pero es un partido serio y como tal, respetuoso en el ejercicio del gobierno. Pocos escándalos se le conocen. La cuestión estriba en que tantos años de gobierno ha originado de facto ante la ciudadanía y en el propio PNV una confusión entre el plano institucional y partidario. El PNV impregna, mejor diríamos, inunda todas las instituciones y colectivos en el País Vasco, donde asociaciones, colegios, clubes, organismos etc son gestionados o supervisados por miembros notorios o no de este partido. Es tal su presencia en la sociedad vasca, que nada escapa a su control, este proceder, en modo alguno censurable, ha derivado en la práctica en una omnipresencia en la que la democracia, de modo inevitable, se resiente.
Algo ha quedado de manifiesto tras las últimas elecciones; la presencia parlamentaria de los que no se sienten nacionalistas ha sido mayor que la estrictamente nacionalista y en política, no solo intervienen aspectos ideológicos en función de hallarse a la izquierda o a la derecha, hay otras particularidades que en el caso de Euskadi son palpables. Me refiero a la necesidad de hacer valer la democracia y esto toma cuerpo en temas tan sensibles como la defensa de la constitución, la libertad y la igualdad de oportunidades en el acceso a la función pública, en la que criterios al margen de la competencia son y han sido escandalosamente utilizados en el País Vasco bajo el gobierno del PNV a lo largo de estos treinta años.
Sí, hay algo más que la simple ubicación ideológica en términos clásicos, de izquierda o derecha, y estos también han de determinar la formación de un gobierno. Todos recordamos el apoyo de Arzallus y el PNV a la investidura de Aznar, candidato del Partido Popular a la presidencia del gobierno de España al igual que, recordamos la pinza parlamentaria que mantuvieron la Izquierda Unida de Julio Anguita y el Partido Popular contra el gobierno del partido Socialista de Felipe González en los años noventa. ¿A qué obedece el escándalo que ha suscitado este pacto para la formación de un gobierno que, no es en definitiva un gobierno de coalición, en esos puristas de la izquierda, que preferentemente se localizan en Cataluña?. ¿Porqué no observan en su propio ámbito la posible incoherencia de pactar con partidos que reclamandose de "izquierda" hacen tabla rasa de la constitución española?
Conozco el socialismo vasco, en un pasado forme parte de él hasta cambiar mi residencia y sé de su buen hacer. El socialismo vasco actual resulta de una conjunción entre quienes mantuvieron durante la dictadura la llama del socialismo en torno a las fábricas de la margen izquierda del Nervión, una base obrerista, fiel a los principios y fundamentos del socialismo de siempre, también de los socialistas liberales de Bilbao seguidores de las máximas de Indalecio Prieto; “Soy socialista a fuerza de ser liberal” agrupados en torno a “El Sitio” y los socialistas guipuzcoanos, una mezcla entre obrerista y estudiantil y por último, las incorporaciones producidas desde Euskadiko Ezquerra de Mario Onaindía, partido político surgido de aquellos militantes de ETA político-militar que abandonaron el terrorismo y buscaron el ejercicio democrático y el marco constitucional como ámbito de actuación.
No se ha conocido un solo escándalo de los socialistas vascos en el ejercicio de sus funciones. Son y han sido militantes respetados por su seriedad, sobrios en el ejercicio de sus responsabilidades, cercanos y nada dados a la frivolidad y el escaparatismo a lo que son tan proclives muchos de sus correligionarios en el resto del estado.
Son personas que, día tras día, dan ejemplo de resistir en un entorno hostil a riesgo de su propia vida, valientes y comprometidos. Personas que cada mañana al levantarse lo primero que se encuentra son aquellos que les acompañan en todo momento y que sin los cuales sus vidas correrían peligro.
Lo primero que hay que restituir en el País Vasco es la libertad, la libertad de circulación, de expresión, de reunión y eso no puede mantenerse de modo constante con protección armada y esto desgraciadamente con su calculada ambigüedad no lo ha garantizado el Partido Nacionalista Vasco de un modo eficiente, mas preocupado por la construcción de un País Vasco euskaldun que de garantizar una comunidad en la que todos se sientan a gusto, euskaldunes y no euskaldunes.
Eso es lo principal, después vendrá lo que tenga que venir. De todos modos a los impacientes recomendarles paciencia. A la postre, que difícil es a veces distinguir en lo económico lo que son políticas de derechas y políticas de izquierda ¿verdad?… y esto a la luz de lo visto hasta ahora.
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