Confieso que son tantas las ganas que tengo de que el gobierno haga las cosas bien que cuando escuché por la televisión lo del impulso legislativo tuve una momentánea sensación de bienestar. O sea, que me sentí bastante bien.
Por supuesto la cosa no llegó al tipo de orgasmo que las juventudes catalanas del PSC dicen que les va a dar a las féminas si votan a Montilla; Tremendo el patetismo del honorable pidiendo para sí un último voto, me recordó a Boabdil el Chico, que quieren ustedes que les diga. Si usted, amable lector, es de izquierdas, debería de convenir conmigo que dos de las leyes anunciadas por el portavoz del gobierno y algunas otras, dependiendo de cómo queden, son de las que harían tilín a cualquier izquierdoso de pro. Ya es hora, me dije, atendamos también a cosas que son fundamentales.
La Ley sobre cuidados paliativos y la muerte digna y la de salvaguarda de los consumidores y usuarios ante las grandes compañías suministradoras de servicios básicos, larga batalla esta, son dos asuntos que tendrían que haber sido tratados hace ya algún tiempo. No digamos la de la reforma de los sindicatos (colegios) de los profesionales. Grupos que suelen actúar en muchos casos de espalda a los tiempso en que vivimos,continuamente obsesionados en la defensa corporativa y en muchos casos, en la depredación de cuantos no tienen mas remdio que acudir a ellos. La primera es del todo necesaria. Absurdo era que entre tanta ley enviada al Congreso, algunas de muy discutible pelaje ideológico, todavía no se hubiera atendido algo tan fundamental. La segunda tiene una historia muy personal. Los que hemos trabajado en empresas que proporcionaban servicios básicos a la ciudadanía, en mi caso Telefónica, hemos podido llegar a comprender, al igual que muchos ciudadanos, lo que en realidad significaba la libre competencia para algunos.
La liberalización de algunos servicios ha consistido en pasar del monopolio al oligopolio o lo que es lo mismo, dar cuartelillo en un determinado negocio a otros intervinientes. En realidad lo que ha ocurrido es que se han sumado a todos los defectos del monopolio los que sobrevienen por actuar en régimen de oligopolio. Cierren todas las oficinas de atención al público y pongan a los usuarios a reclamar ante una persona que no atiende, en el mejor de los casos, sus giros lingüísticos y que encima está a diez mil kilómetros de distancia y para lo peor, reservemos un engendro en el que usted podría elegir hasta el género de la máquina con la que habla, pero de lo que es la solución exacta a su problema olvídese. Eso es lo que debería de evitar una ley que quiere defender derechos de los usuarios.
Con la luz de la mañana y las tareas habituales se serenan las urgencias acaecidas durante en la noche. Al entrar en la página La Moncloa.es pude ver la verdadera dimensión del impulso legislativo. Cierto es que no nos engañaron, van leyes en las que la izquierda social tiene puestas esperanzas pero había otras que son para poner los pelos de punta. Se envían lindezas como la Ley de Reforma de la Seguridad Social en materia de Pensiones, Ley de reforma de las Políticas Activas de Empleo o la Ley de Negociación Colectiva. Pase lo que pase con los interlocutores sociales ahí estarán esas leyes. Voluntad inequívoca del gobierno de proseguir contra viento y marea independientemente de lo que los sindicatos digan o de como acabe la negociación. Desde mi punto de vista, y en función de cómo queden, contemplo muchas de las otras reformas como muy necesarias.
Dice el refrán: Entre col y col lechuga y posiblemente tengamos que acostumbrarnos a esto en la "nueva fase". Del impulso legislativo se han comunicado unas cuantas guindas de la tarta. Se mencionan los grandes hechos, sobre otros, se pasa de puntilla. A la postre podemos ver que sí, que el problema no consistía en las políticas que estaba haciendo el gobierno, esas que las separaban de su base natural sino en el cómo se comunicaban y quiénes las publicitaban. Queda ya claro que con el nuevo gobierno no hay una rectificación si no que se trata de comunicar resaltando lo que conviene y tratando de poner sordina a lo que no conviene.
Algunas leyes que van en el paquete son interesantes, tienen su valor y hay que explicarlas bien y sin miedo a la ciudadanía; Acabar con las castas incustradas en muchos colegios profesionales, castas que tienen ramificaciones en la universidad y en algunos institutos investigadores y que no colocan una sola patente en el registro tendrá un efecto beneficioso sobre la competitividad de la economía española.
Vuelvo a escuchar la radio, ahora habla Madina, Secretario General del Grupo Socialista en el Congreso y dice lo siguiente: "A mi me gusta, una agenda de reformas legislativas en el cuerpo central de lo que es la identidad del Partido Socialista, de socialdemocracia pura, socialdemocracia española". Nunca había oído hablar de Socialdemocracia Española como sinónimo de socialdemocracia pura ¿Cabe pensar que lo que hemos tenido hasta ahora ha sido alguna especie de socialdemocracia extraña y originaria de cualquier otro país ajena a la especial idiosincrasia española? Si fuese así podríamos explicarnos muchas cosas.
En serio, en relación con el PSOE me siento como Forrest Gump. Recordaran ustedes que en la película, Gump asistía a todos y cada uno de los eventos especialísimos por los que pasó la nación estadounidense durante gran parte del siglo XX. Pues bien, sin haber estado en todos, en realidad he estado en muy pocos de ellos, podría decir que desde el XXVII Congreso del Hotel Claridge de Madrid hasta muy recientemente, ustedes podrían distinguirme en ellos como si fuese un Forrest cualquiera, y si no fuera exactamente, sería cualquier otro que desde el principio ha asistido a este ir y venir sobre el sentido de la socialdemocracia. Por eso puedo dar fe de que es la primera vez que asoma a mis entendederas ese extraño nombre para definir lo que el PSOE quiere hacer ahora. Cosas de la modernidad. La socialdemocracia española o pura parece consistir en que si usted es albañil hay que dar una de cal y otra de arena y si es hortelano, ha de plantar col y lechuga alternativamente. La cuestión es coger el capote y dar largas cambiadas, cuantas más mejor. Ese parece ser el secreto urdido para reducir el gap con el Partido Popular.
Efectivamente, nos sueltan un caramelo como la ley de cuidados paliativos y alguna cosa más pero ¡zas! nos dan en toda la boca con las reformas que tienen que ver con la mejora del empleo, la protección social, las pensiones, etc, no es que no sean menos importantes las anteriores, pero ahora mismo las más preocupantes son las que tienen que ver con que nos sustentaremos el día de mañana. ¿Socialdemocracia? ¿Existe todavía esa palabra en el diccionario?
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo que pasa es que ultimamente hay más lechugas que coles.
ResponderEliminarEs cierto que hay proyectos de ley que pueden tener una importante incidencia social, pero como nos tienen acostumbrados que al final se quedan a medio camino, hasta que no se aprueben no se podrán valorar. De todas formas yo echo de menos que no se atrevan aliminar las abusivas clausulas de suelo de las hipotecas. Será porque no se atreven a recortar los beneficios de la gran banca.
Desde luego si esto es la socialdemocracia a la española no tiene nada que ver con la socialdemocracia pura, no hay mas que fijarse en las democracias nordicas y comparar su estado del bienestar con el nuestro.
Salud, República y Socialismo
Lakacerola,
ResponderEliminarPues si, esa es una de las preocupaciones ¿que pasará el día de mañana? Han venido trabajando en la desmovilización y casi no nos hemos dado cuenta de que lo han logrado.
saludos,
Antonio,
ResponderEliminarefectivamente, una cosa es el nombre de la ley y otra es como quede si encima la tienes que pactar con el PNV y CC no te digo lo que puede costar en cohesión territorial.
Por supuesto que nunca hubo socialdemocracia real, aquí desde que murió el dictador se ha hecho reformismo centrista cuando le ha tocado gobernar a la izquierda, Eso será socialdemocracia a la española supongo.
saludos,