Este país vive como si tuviese puesta encima a modo de rejas una estructura similar a las conocidas paralelas y secantes que explican el Teorema de Tales. Todo lo que queda fuera de esos cruces y ángulos parece carecer de importancia. Desde la periferia, desde la España profunda, la que no forma parte de la avanzadilla o la de la construcción desmesurada, y menos aún la de los grandiosos planes de futuro se contempla como la política española solo parece atender a esos puntos y líneas del mapa.
El estado de las autonomías, diseñado en principio para responder a las aspiraciones identitarias de algunos territorios, acabó implantándose en el conjunto del Estado. Ya en su inicio se produce un tránsito desde la aspiración política de reafirmación de la singularidad a los justos deseos de un mayor bienestar que se creía podía venir de la mano de la asunción creciente de competencias y de la gestión autónoma de los recursos. A partir de ahí no se habla tan solo de banderas y símbolos si no de lo que se escondía tras estas. Tampoco consistía, aunque pudiera pensarse que sí, en habilitar una cancha de juego a los políticos locales. En el fondo, había algo más, era simplemente cuestión de economía. Pelas puras y duras.
El Estado de las autonomías ha servido para acercar la administración al ciudadano y así, de ese modo, se ha podido corregir algo el clientelismo y favoritismo clásico con el que operó durante siglos la política española. Hoy sabemos que los efectos inducidos de la inversión, de la deferencia del Estado hacia oligarquías y territorios a finales del XIX y durante el franquismo, dió por resultado sociedades más prósperas que contrastaban, a su vez, con otros territorios a los que se les condenaba a ser reserva de una mano de obra barata que debería de emigrar, si querían sobrevivir, a otras zonas del Estado y Europa. Las inversiones a las que nos referimos, tenían un factor multiplicador sobre las respectivas sociedades haciéndolas modernas y proporcionando a sus ciudadanos más y mejores oportunidades.
Dicho esto parece que España ha encontrado al fin un destino que responde a las expectativas de todos, pero esa no ha sido la realidad; Las diferencias en la renta per cápita entre los ciudadanos aunque haya experimentado una leve reducción y manifiesten una ligerísima tendencia hacia la convergencia subsisten y en algunos casos, son de la suficiente entidad para que merezcan una atenta mirada.
En 2006 Madrid era la comunidad autónoma con mayor renta; 28.850 euros frente a Extremadura, la que menos tenía, 15.054 euros. Navarra, Cataluña y Euskadi estaban por encima de la media de la UE; 24.500 euros y el resto de comunidades autónoma se encontraban por debajo de esa media. Mientras que España fue acercando en los últimos años su convergencia en renta per cápita con la media europea, los desequilibrios y la disparidad interna de renta en términos absolutos se fue incrementando. Las inversiones se siguen centrando prioritariamente sobre territorios y ejes de desarrollo clásicos. La última reducción del déficit en materia de infraestructuras supone un retroceso, al primar a las zonas consolidadas y de mayor renta. Es lo que se llama inversión útil.
La razón básica, aunque no única, de la permanencia del Estado en un contexto de paz y en una organización como la nuestra es la de servir para la corrección de los desequilibrios que puedan producirse entre los distintos territorios. La creciente descentralización presupuestaria y en el gasto público no resuelve el secular problema de este país; La desigualdad entre territorios, fuente a la vez de agravios comparativos y de movimientos migratorios interiores. En la práctica, sigue habiendo una España de primera y otra de segunda.
La actual crisis solo puede agravar la situación haciendo que las comunidades autónomas dependan en gran parte de lo que puedan hacer por si solas. La cuestión se agrava cuando vemos que las cajas de ahorros que por cierto, han sido fatalmente gestionadas por políticos locales en la mayoría de los casos, estén perdiendo su razón de ser de instrumentos financieros regionales para el desarrollo, estos instrumentos se ven sometidos a fusiones que trascienden el ámbito autonómico y a la voluntad de los gobiernos regionales. La crisis financiera obliga a fusiones, en eso estamos de acuerdo, pero estas han de hacerse respondiendo siempre a los intereses regionales y no como pretenden el Gobierno, el Partido Popular y el Banco de España .
Sin Cajas de Ahorros regionales, vinculadas y dedicadas al desarrollo de su territorio no será posible la solución de las diferencias entre comunidades. Esta España consagrada en la Constitución como Estado Autonómico solo lo es en el papel, si nos referimos a la economía y las infraestructuras, su punto exacto en el mapa es el medio camino entre la federación y la confederación. Si nos encontramos ahí, tal como yo lo creo, juguemos todos con las mismas bazas y pongamos el Estado al servicio no del que mas puje y amenaze si no de los que mas precisan para igualarse a otros territorios.
La crisis económica pone encima de la mesa con toda la crudeza la validez de las estructuras política de los estados y los límites a su soberanía. En el caso español, sin duda uno de los estados mas descentralizados del mundo, se encuentra sometido a fuertes tensiones, desde las tendencias centrífugas en dos territorios; Euskadi y Cataluña a la existencia de una corriente, cada vez mas creciente, del victimismo en los otros. La suma de estas tensiones da por resultado un marco sumamente complicado con diversos retos entre los que se encuentra la necesaria optimización del gasto tanto autonómico como estatal.
En Europa, la creación del fondo europeo de ayuda a los países con problemas e indirectamente, para la sostenibilidad de la moneda común, tiene una lectura adicional que se ha puesto de manifiesto en diversos ámbitos; La intención de la Comisión Europea y de los países fuertes de someter a la Comisión los diferentes presupuestos nacionales complican aún mas las cosas desde el punto de vista de la idoneidad de la estructura. En el caso español, al ser descentralizado, se podrá suponer que también el conjunto de los ingresos y gastos autonómicos serán visados y aprobados al menos, de un modo global. Eso, así visto, es una pérdida de la soberanía. No me refiero a la nacional, concepto éste un tanto etéreo desde la óptica de la izquierda, si no a la pérdida de la soberanía popular y su incidencia en el aumento del déficit democrático de las instituciones europeas.
Habermas en su espléndido artículo de ayer en El País nos hablaba de la vuelta a lo nacional en Alemania y dedicaba a los políticos alemanes algo que bien podría trasladarse al conjunto de los políticos que gobiernan hoy en Europa; “Con la excepción de Joschka Fischer prematuramente agotado, desde la toma de posesión de Gerhard Schröder gobierna una generación normativamente desarmada que permite que una sociedad cada vez mas compleja le imponga un trato cortoplacista con los problemas del día a día. Conscientes de la reducción de los márgenes de juego político, renuncia a fines y a intenciones de transformación política, por no hablar de un proyecto como la unificación de Europa” mas adelante añade; “¿Cómo podrían ser las cosas en una Unión que desarrolla sus energías en peleas de gallos para llevar a las figuras mas grises a los cargos mas influyentes?” Sin duda Habermas se refiere aquí a Barroso y Van Rompuy. El análisis de Habermas atiende a la realidad de Alemania, a su relación con Europa y a la Unión, pero muy bien sus palabras en cuanto a las carencias de la política actual podría aplicarse a otros muchos países de Europa incluida España.
Una simple mirada hacia la realidad autonómica española, los deseos de bilateralidad sin freno de elites políticas en las comunidades mas desarrolladas, la explotación malsana de sentimientos contrarios a la cooperación y la cohesión entre los diversos territorios, la crisis, el recorte del déficit y el inestable marco europeo nos ofrecen, sin duda, una complejidad y sensación de crisis total que exige un nuevo modo de hacer política y de nuevos líderes que sepan trascender el corto plazo y que aborde nuevos paradigmas para resolver los tres grandes problemas: El déficit democrático en las sociedades modernas imputables en gran medida a las oligarquías partidarias, la salida de la crisis económica mas el control y la regulación de los mercados que amenazan con anular la democracia y por último, una nueva reestructuración del estado de las autonomías, España, y su incardinación en una nueva Europa unida también en lo político.
La crisis económica pone encima de la mesa con toda la crudeza la validez de las estructuras política de los estados y los límites a su soberanía. En el caso español, sin duda uno de los estados mas descentralizados del mundo, se encuentra sometido a fuertes tensiones, desde las tendencias centrífugas en dos territorios; Euskadi y Cataluña a la existencia de una corriente, cada vez mas creciente, del victimismo en los otros. La suma de estas tensiones da por resultado un marco sumamente complicado con diversos retos entre los que se encuentra la necesaria optimización del gasto tanto autonómico como estatal.
En Europa, la creación del fondo europeo de ayuda a los países con problemas e indirectamente, para la sostenibilidad de la moneda común, tiene una lectura adicional que se ha puesto de manifiesto en diversos ámbitos; La intención de la Comisión Europea y de los países fuertes de someter a la Comisión los diferentes presupuestos nacionales complican aún mas las cosas desde el punto de vista de la idoneidad de la estructura. En el caso español, al ser descentralizado, se podrá suponer que también el conjunto de los ingresos y gastos autonómicos serán visados y aprobados al menos, de un modo global. Eso, así visto, es una pérdida de la soberanía. No me refiero a la nacional, concepto éste un tanto etéreo desde la óptica de la izquierda, si no a la pérdida de la soberanía popular y su incidencia en el aumento del déficit democrático de las instituciones europeas.
Habermas en su espléndido artículo de ayer en El País nos hablaba de la vuelta a lo nacional en Alemania y dedicaba a los políticos alemanes algo que bien podría trasladarse al conjunto de los políticos que gobiernan hoy en Europa; “Con la excepción de Joschka Fischer prematuramente agotado, desde la toma de posesión de Gerhard Schröder gobierna una generación normativamente desarmada que permite que una sociedad cada vez mas compleja le imponga un trato cortoplacista con los problemas del día a día. Conscientes de la reducción de los márgenes de juego político, renuncia a fines y a intenciones de transformación política, por no hablar de un proyecto como la unificación de Europa” mas adelante añade; “¿Cómo podrían ser las cosas en una Unión que desarrolla sus energías en peleas de gallos para llevar a las figuras mas grises a los cargos mas influyentes?” Sin duda Habermas se refiere aquí a Barroso y Van Rompuy. El análisis de Habermas atiende a la realidad de Alemania, a su relación con Europa y a la Unión, pero muy bien sus palabras en cuanto a las carencias de la política actual podría aplicarse a otros muchos países de Europa incluida España.
Una simple mirada hacia la realidad autonómica española, los deseos de bilateralidad sin freno de elites políticas en las comunidades mas desarrolladas, la explotación malsana de sentimientos contrarios a la cooperación y la cohesión entre los diversos territorios, la crisis, el recorte del déficit y el inestable marco europeo nos ofrecen, sin duda, una complejidad y sensación de crisis total que exige un nuevo modo de hacer política y de nuevos líderes que sepan trascender el corto plazo y que aborde nuevos paradigmas para resolver los tres grandes problemas: El déficit democrático en las sociedades modernas imputables en gran medida a las oligarquías partidarias, la salida de la crisis económica mas el control y la regulación de los mercados que amenazan con anular la democracia y por último, una nueva reestructuración del estado de las autonomías, España, y su incardinación en una nueva Europa unida también en lo político.
Continuación: En dos días, Desde Iberia a Europa (II)
Hola amigo:
ResponderEliminarAquí, en este país, siempre a lo mismo; todo al mejor postor. A los demás que nos den. Es por ello que hemos de ir espabilando. Tenemos que hacer funcionar la INICIATIVA 15% o como se desee llamar. La cuestión es que tenemos que empezar a tener capacidad para condicionar a la partitocracia.
Como le digo a José Rosales en el grupo, es por una cuestión de eficacia práctica. La izquierda a la izquierda del PsoE debe de aprender a dejar de fraccionarse permanentemente, así no llegará a nada. IA es marginal y no hace nada por dejar de serlo. Aquí hace falta algo como LA IZQUIERDA alemana. Algo con aspiración de poder, sabiendo que ha de ir de la mano de la ciudadanía y con capacidad para no corromperse. Algo con un programa muy claro de reformas. La ciudadanía no está para ir más allá. Un programa que incluyera: Banca pública; empresas públicas competitivas, nuevo modelo de relaciones laborales en el que se potencie y prime la participación de los trabajadores en las decisiones que le afectan; Administración pública regida por objetivos y evaluada sistemáticamente de arriba a abajo y de abajo a arriba; persecución de faude fiscal para que aflore ese 25% del PIB que se ubica en la economía sumergida y que deja de tributar 250.000 millones de euros al fisco. Con estas cuatro medidas yo ya me daría con un canto en los dientes.
Recibe un muy fuerte abrazote amigo.
Felipe González empezó privatizando cuanto se se puso a tiro, Aznar no vendió más porque no tuvo más tiempo y ahora se pretende que Zapatero venda lo que queda. Si existiera una banca pública con fines sociales talvez muchos de los problemás que hemos tenido y estamos teniendo no serían tan importantes. En cuanto a las Cajas de Ahorro los políticos necesitan controlarlas por tener en sus manos el poder económico y político que les supone. Parece que los fines sociales quedan en un tercer o cuarto plano. ¿Quién quiere acabar de verdad con el fraude fiscal? Si todos sabemos dónde está ¿por qué no se acaba con él?
ResponderEliminarEsto... han incluido los del gráfico en el mapa autonómico español al Estado de Andorra ^^'
ResponderEliminarMe recuerda esto a la teoría de fractales: una España de dos velocidades, dentro de una Europa de dos velocidades, dentro de un mundo de dos velocidades...
Nos dice "pero estas han de hacerse respondiendo siempre a los intereses regionales y no como pretenden el Gobierno, el Partido Popular y el Banco de España". Entiendo que con "Gobierno" nombra también implícitamente al P.S.O.E. No parece que nuestro Reino de las Españas vaya en la dirección de tener más banca pública, sinó menos.
El caso reciente de la caja andaluza que estaba en manos de la I.C.A.R. me resulta especialmente grave. ¿Qué sentido tiene que una caja pública española, andaluza, esté bajo control de una organización privada extranjera como es la iglesia vaticana?
Creo que se puede entender el texto que nos expone hoy desde la óptica del autonomismo (o federalismo) competitivo vs. el cooperativo. En Alemania cambiaron su modelo desde el segundo hacia el primero en su reciente reforma constitucional del penúltimo gobierno que han tenido. Veremos qué resulta de ello.
¡Ah! El cortoplacismo es una enfermedad que lo invade todo. La Economía también se ha visto afectada. Estimo que los que saben resistirse y no renunciar a su visión a largo plazo prevalecerán. No es lo mismo saber a dónde se va que no saberlo. Es la diferencia entre un líder y un administrador (Covey).
Cordialmente,
Javier, Nicolás, Sr. M.
ResponderEliminarno cabe duda que las soluciones son tan complejas como los son los problemas. Muchos pensamos que la solución del equilibrio de las cuentas no ha de venir tan solo por el recorte d elos gastos, tal como se propone y en lo que se propone si no por la vía de los ingresos gravando a quienes mas tienen. Lo que ocurre es que los que mas tienen en España tienen una peculiaridad, son muy escurridizos los truhanes y tienen amigos muy influyentes. Hay un temor reverencial a tocar las rentas altas por el temor a la fuga pero bien es cierto que los de la SICAV si se pueden marchar pero el fraude en el IVA es el que mas se produce seguido de la formula de las "estimaciones objetivas".
Nicolás aún quedan cosas por vender y es posible que busquen eso. Por ej. las autovías del estado para hacerlas de peaje, puertos, AVE, y tantas y tantas cosas. Los amigos de lo privado tratarían de comprar eso y no digo los fondos inversores.
Sobre las cajas de ahorros son, bien gestionadas, unos instrumentos imprescindibles para el desarrollo regional, pero mucho me temo que se ha iniciado en dos fases una ofensiva en toda regla contra ellas para incorporaralas al sistema bancario, esto podría durar de diez a quince años ( la ofensiva) hasta marginar a los sectores que en la actualidad están representados.
Sr. M, Si es posible que sobre Andorra, porque no tengo del todo seguro que sea parte integrante de Iberia, de lo que si estoy seguro es que falta Portugal, pero eso lo atenderemos en la segunda entrega.
La cuestión de las cajas data en España desde finales del XVIII con un amplio desarrollo a finales del XIX y principio del XX y muchas de ellas las fundo la iglesia católioa. En la actualidad, la iglesia mantiene control sobre cuatro o cinco cajas en España, sus estatutos suelen reservar a la entidad fundadora el control.
He de reconocer que me gusta mas el federalismo cooperativo pero sin embargo en España el que funciona es el competitivo, vease si no los recursos de inconstitucionalidad planteado por los gobiernos autonómicos colindantes con euskadi sobre las vacacione fiscales vascas y el traslado de empresas de Miranda hacia Vitoria- Gasteiz por cuestiones fiscales y ayudas. En el mismos entido se quiere operar desde Cataluña. Hay un problema de fondo en este país y eso, un gobierno socialista que está para atender no a quienes mas votos o parlamentario les proporciona si no a quienes mas lo necesitan para aumentar la cohesión territorial parece no tenerlo claro, eso era antes ¿no?.
Sobre el cortoplacismo, mejor diría sobre la democracia instantánea y el marketing político pues ya lo vemos.
saludos,
Si uno va a Alemania y se acerca a un andén de tren, no de metro, de tren, se encuentra con un verdadero maremágnum de señales visuales, advertencias hechas a base de dibujitos. Si, por el contrario, lo hace en Egipto tiene la misma cantidad de advertencias, pero en cartelitos escritos.
ResponderEliminar¿Sabía usted, Don Miguel, que el nivel de analfabetismo en Egipto es pŕacticamente nulo, que todo el mundo sabe leer y escribir?
Lo que me lleva a la pregunta que nadie me responde, ¿Para qué coño queremos tanto tren de alta velocidad si resulta que estamos creando una cantidad ingente de garrulos analfabetos que no saben hacer una "O" con un canuto? ¿No sería mejor dejar de invertir tanto en infraestructuras e invertir más en futuro, que es de todas, todas, la educación de los que han de venir?
Si hacemos una regla de tres y miramos lo invertido en infraestructuras durante los últimos 20 años, y lo comparamos con lo invertido en educación nos encontramos con que el tanto por ciento comparativo a favor de lo primero va desde el 20%, en los primeros 8 años, al 53% en los siguientes 12 (¿...?).
No sé como lo verá usted, pero a mi me da que, en cuestión de prioridad en inversión pública, vamos mal.
Ôo-~
Don Santiago,
ResponderEliminarNo he visto nunca datos sobre la rentabilidad de los cuartos empleados en la educación, en ello invertimos menos que los paises mas avanzados del mundo pero podemos saber cuanto nos cuesta un graduado en ESO, Bachillerato, técnico de F.P o licenciado universitario. Invertimos menos que muchos paises de Europa pero tenemos también muchísmo mas fracaso escolar y llegado a este punto, podríamos imputar al sistema el fracaso escolar. Yo no lo creo.
A veces tengo la sensación de llevar un poco en solitario dentro de la izquierda una especie de cruzada contra la gilipollez que a veces creo innata en la izquierda, asi como uan especie de folclorismo en función de lo cual atendemos a lo accidental, a lo vistoso a las manifestaciones exteriores del ser de izquierda y nada queremos saber de valores porque consideramos que eso es cosa de de la derecha. Craso error, tremendo error. Desde mi punto de vista claro está.
Desde el libro blanco de Delors sobre la competitividad (1995-1996, creo)se sabe que el desarrollo de las redes y las infraestructuras son vitales para la mejora de la competitividad.
Estamos donde estamos ¿a nuestro pesar? y eso exige una serie de desarrollos para no quedar descolgados. Hasta ahí, supongo que usted estará de acuerdo.
Pero puestos a lo que hay que estar y dado que no somos Finlandia, Noruega o Suecia y dado que tenemos una dispersión de la población que tiene muy poco que ver con economías de escala nos vemos obligado a tener un objetivo ser una Suecia, Finlandia y Noruega ( menos en tasas de sucidios) atendiendo ese problema, el problema de que nuestra población dispersada pueda tener redes adecuadas independientemente de donde vivan.
Saludos,